9 de agosto de 2013

UNO DE LOS FUNDADORES DE LA FRATERNIDAD “TOMáS BATA”, FLORENCIO COCA, CUENTA LA HISTORIA DE ESTE GRUPO DE BAILE

Florencio Coca, uno de los fundadores de la diablada “Tomás Bata” rememora las circunstancias que motivaron la creación de una de las fraternidades pioneras de la entrada de Urcupiña, el 12 de septiembre de 1952.

Coca recuerda que allá por el año 52, cuando trabajaba en la empresa Manaco de Quillacollo, sintió la necesidad de materializar su fe hacia la virgen, por ello creó un grupo de baile para participar de la entrada folklórica.

“Convencí a mis compañeros de trabajo para ensayar y muchos se animaron. La primera vez que bailamos llegamos a ser 80 fraternos”, recuerda Coca.

Con el transcurso de los años, la fraternidad empezó a ser reconocida en la festividad religiosa y su participación generaba expectativa en el público, porque “nadie se movía de su gradería si la Diablada Bata no pasaba”.

Además del respaldo del público, los trabajadores recibían un incentivo económico de Manaco por bailar. “Nos daban 6.000 bolivianos para nuestros trajes”, recuerda Coca.

Actualmente, la diablada está integrada por 150 bailarines que año a año se reunen un mes previo a la festividad de Urcupiña para practicar sus coreografías con las que deleitarán a sus seguidores.

“El año pasado cumplimos 60 años y, gracias a la mamita de Urcupiña, somos una fraternidad que representa positivamente a la provincia de Quillacollo”, concluye Coca.




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