Cerca de la media noche el Santo Peregrino San Roque volvió a su hogar y con su encierro se puso punto y final al momento más emotivo de la fiesta. Quenillas, tambores y cañas marcan el ritmo y la potencia sube de intensidad, los chunchos promesantes se arremolinaban en el centro de la plaza mientras que feligreses y devotos, sobre todo de avanzada edad, también pugnaban por meterse debajo del Santo unos instantes. Fe y devoción, la esencia de la fiesta, una fiesta que va a más, ya que en este 2013 se calcula que bailaron casi 5.000 chunchos, que llenaban por completo la calle Cochabamba en casi cuatro filas continuas, quizá un nuevo récord.
La edición de 2013 ha sido especial en tanto en cuanto se festejaba el 150 aniversario de la celebración de acuerdo a lo recogido en la memoria y tradición popular. Los actos han estado a la altura y no se han introducido novedades. El pueblo tarijeño respondió como acostumbra y acompañó a los promesantes abarrotando las calles de la ciudad, sin embargo, pese a la mucha propaganda y varias giras al país de autoridades municipales, la presencia de turistas en las calles fue sensiblemente inferior a la de años anteriores, a falta de que las operadoras de turismo cierren sus datos oficiales.
La salud es también la protagonista de la fiesta, bien se pide para conservarla, o baila el propio enfermo o bien se “apromesan” a los niños para que pedir por la salud de algunos familiares, en un breve sondeo de El Nacional se pudo corroborar esta teoría.
Fe y Tradición, el debate continúa
En el 150 aniversario de la fiesta de San Roque, se volvió a vivir el debate entre la Fe y la Tradición. La presencia de una tamborera en la procesión del domingo provocó críticas, algunas malsonantes, y momentos de tensión y división en la que el propio desfile estuvo a punto de suspenderse.
La razón por la que, hasta ahora, bailan sólo hombres no está documentada y se apunta a la mentalidad del siglo XVII o incluso al origen guerrero de la procesión. El padre de San Roque, Garvin Grech, apoyó la presencia de la tamborera y apoya la presencia femenina en la fiesta pero, asegura, que respeta siempre las decisiones de los organizadores.
Lo cierto es que la fiesta ha ido a más en los últimos años, pero que a la vez, se multiplican las críticas hacia los danzantes, por desorganizados o irrespetuosos en la procesión. “Lo que hace falta para bailar es Fe, no ser hombre o mujer o que mi familia lleve bailando 100 años”, señalaban algunos. “Así hemos durado 150 años, ahora no sé lo que duraremos, decían otros”.
El apunte:
Origen incierto de la Fiesta
El origen de la tradición tiene diferentes versiones una de ellas plasmada en el libro de José Paz Garzón y Milton Ramos Díaz señala que los primeros promesantes eran los indígenas Tomatas quienes eran devotos y bailaban inicialmente para la virgen de Guadalupe y luego para la virgen de Rosario. La devoción a San Roque es posterior y se remonta al siglo XVII.
Otra versión mucho más difundida es la que relaciona a los chunchos promesantes con los enfermos de lepra, en ella se habla de una época en que las enfermedades contagiosas asolaban a la región y en Lazareto se estableció un asilo.
Existen reglas y tradición y esa es de que loa promesantes chunchos sean varones respeten eso
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