Por segundo año consecutivo el Gobierno Municipal de la ciudad de Tarija y la Provincia Cercado no apoyó el desarrollo del “entierro del diablo” que se realiza cada carnaval en el barrio Eduardo Abaroa, con el argumento de evitar la degradación de las personas, el excesivo consumo de alcohol, evitar hechos bochornosos, peleas y mofas por parte de las comparsas participantes.
El entierro del diablo es la simbolización del cierre del carnaval, que representa a la fiesta de las carnes, dejando al hombre libre al placer carnal, siendo esta época la única que deja en un segundo plano, según las creencias, al ser espiritual.
Es así que ayer la concentración se inició al promediar las 14:30 en la plaza del barrio Abaroa, luego la procesión acompañada del erque y caja, instrumentos tradicionales tarijeños de la época del carnaval, continuaron por la avenida Mejillones para culminar en la Circunvalación hasta el límite del área urbana de la ciudad.
El recorrido de las comparsas más bulliciosas y juguetonas de la ciudad se caracterizo por la figura del diablo en su camastro para enterrarlo, mientras los jóvenes disfrazados de viudas y lloronas acompañaron la partida dueño del carnaval.
“Al llegar a las afueras de la ciudad, las comparsas que acompañan al diablo, realzan la tradicional rueda chapaca alrededor del despedido, con gritos, saltos y el fuerte acompañamientos de bombos de distintos tamaños, festejan por últimos minutos al que permitía, todo en el carnaval”, comentó un joven participante.
Luego se agarra al muñeco que representa al diablo y entre juegos y malas palabras, se quema al personaje bíblico y luego se lo echa a un barranco.
Allí, termina el carnaval citadino en Tarija. Los participantes de las comparsas retornan de ese acto con otro ánimo donde los más tradicionales, lo hacen bailando el zapateo del violín, porque ya empieza la época de la Pascua.
El domingo de tentación se realiza el entierro del diablo, que es la despedida del carnaval citadino por parte de los grupos carnavaleros que se concentran en la plaza del barrio Eduardo Avaroa, desde allí inician un recorrido festivo por la calle hacia el límite de la ciudad
Por su parte, la Alcaldía determinó cambiar éste encierro por el del “erque y la caja”, instrumentos autóctonos utilizados en la época, realizado también en la comunidad de San Andrés actividades culturales, entre ellas el recibimiento de la Pascua florida.
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