En las comunidades andinas, aymaras y quechuas, la festividad de la Anata Carnaval es el ritual para celebrar la convivencia en armonía con la Pachamama o Madre Tierra. Así lo explica Marcelo Fernández, delegado municipal de Fomento a la Interculturalidad de la Alcaldía.
"Se trata de una solemnidad intercultural en un sentido plural, que incluye, según la cosmovisión andina, a las otras deidades de la pacha (tiempo/espacio) en honor de la fecundidad de la naturaleza”, matiza Fernández.
El calendario agrícola indica que el festejo del Carnaval coincide con las primeras cosechas de los cultivos del área rural, por lo que se celebra con danzas, música y grandes apthapis o banquetes andinos.
En la época de lluvias o jallupacha, que es el tiempo de la cosecha, se interpreta la tarka, un instrumento de viento interpretado de forma colectiva. La tarka, según Fernández, "nos permite, según la cosmovisión andina, hablar con las nubes, por la coexistencia intercultural con la nauraleza y sus deidades”.
El Martes de Ch’alla se agradece también a la Pachamama por los frutos obtenidos.
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