El Oficial Superior de Cultura de la Alcaldía, Uvaldo Romero, dijo que después de mucho tiempo, la entrada contará con 100 participantes, que desplegarán sus mejores coreografías a lo largo de un recorrido de 4 kilómetros.
Este año participarán en la entrada fraternidades invitadas de Oruro y la banda Intercontinental Poopó. También se prevé la llegada de grupos de Sucre y Potosí. El palco oficial contará con 200 invitados, entre ellos representantes diplomáticos. Hasta ayer se esperaba que el presidente Evo Morales confirme su asistencia.
Los ganadores de las siete categorías que se premiarán en el corso recibirán entre 3.000 y 1.000 bolivianos. El jurado otorgará reconocimientos al mejor disfraz individual, carro alegórico y a las fraternidades folclóricas más destacadas.
El Corso de Corsos marca el cierre del Carnaval en Bolivia, por lo que desde hace años procura ser una síntesis de las expresiones folclóricas y de la picardía que caracteriza a esta fiesta.
Este año el público podrá disfrutar de la sátira y la creatividad de las alegorías que presentarán las unidades militares, que harán su ingreso en la mañana. En tanto que, por la tarde, el escenario será ocupado por las fraternidades folclóricas, que derrocharán alegría, energía y belleza.
El escenario del corso volverá a reunir a grupos de tinkus, morenada, diablada, caporales, pujllay, saya, moseñada y tobas.
Los organizadores han previsto que la entrada sea inaugurada por una muestra del carnaval del valle, que tendrá como invitado al alcalde, Edwin Castellanos.
El Corso de Corsos comenzará en la avenida Heroínas y Parque de la Autonomía, a la altura del teleférico. Está previsto que concluya al final de la avenida Ramón Rivero.
Por las referencias históricas se conoce que el Corso de Corsos ha sufrido importantes cambios desde su inicio a fines de 1887, cuando surgieron los primeros grupos que se apropiaron del espacio público para manifestar su alegría y sátira con la realidad, con una fuerte influencia europea. Una de las mayores transformaciones ha sido la integración de las manifestaciones urbanas y rurales en el escenario del corso.
La entrada se ha convertido en una plataforma que realza las expresiones culturales y promueve la creatividad, sobretodo, de los jóvenes que cumplen el servicio premilitar, que cada año se esmeran por presentar alegorías novedosas, generalmente asociadas con los personajes de moda y con los superhéroes.
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