En el ambiente urbano de la ciudad de La Paz existen zonas donde el ciclo de Carnaval llega a su fin el Domingo de Gloria de Semana Santa, dice la antropóloga Judith López, quien ha investigado las manifestaciones identitarias de antiguos gremios de carniceros en las zonas de Challapampa y Callampaya. Se trata de familias urbanas que conservan la raíz aymara en el ayni, la mink’a y la búsqueda de prestigio.
La investigación “El rol de la danza de ch’utas en la construcción y reforzamiento de la identidad cultural gremial. Estudio de caso de las comparsas Romperagas de Challapampa y Siempre Aljiris de La Paz”, testimonia la transformación tanto del espacio urbano paceño como de las expresiones identitarias de los matarifes.
Ambos grupos de ch’utas participan en el Carnaval, tienen raíz cultural aymara, estuvieron original- mente asentados en Chuquiago Marka y posteriormente el “proceso de mestización” los empujó a vivir la transformación de su espacio (desde los ayllus hasta los barrios de indios), de su vestimenta y de sus costumbres culturales.
La danza de ch’utas está relacionada con la Qachua, que sería aymara, y a todo el tiempo de la Cuaresma y la Semana Santa. Tanto el Carnaval como la Qachua (juego en el contexto agrícola) coexisten hasta la actualidad, y esta población aymara citadina adopta ambas expresiones en el ejercicio del Martes de Ch’alla (aymara) y Domingo de Tentación (católico), concluye López.
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