Cientos de hombres y mujeres aymaras agitaron sus ponchos y polleras con las melodías de la flauta de cañahueca y los tambores. Recorrieron cuadras hasta llegar a la cancha de Ichoca, comunidad de la provincia Inquisivi, en la que se realizó el cuarto Festival de la Mohoseñada. Desde que la danza es patrimonio paceño, su valor musical se cotiza, ya no en productos, sino en dinero.
Ichoca está a cinco horas y media de viaje en minibús desde La Paz. A las 11:30, del sábado 26 de abril, el sonar de las cañahuecas se oía a más de 10 cuadras. Como es costumbre, la plaza principal del pueblo estaba abarrotada de puestos de comida que anunciaban en sus carteles sajta de pollo, lechón, thimpu y otros platos. Además se ofertaban los tradicionales maníes y pansakallas.
En la cancha, donde se concentró la fiesta, el gobernador César Cocarico observaba el paso de los danzarines desde el palco y recordaba que hace cuatro años se declaró a la mohoseñada patrimonio departamental.
Al mediodía, los espectadores comían su merienda y se protegían del intenso sol. Uno de ellos era el alcalde de Luribay (Loayza), Alejandro Cadima. "La mohoseñada ya no es como antes, ha mejorado, ahora ya es contratada como una banda”, comentó.
Hace dos años, los conjuntos de mohoseñada sólo tocaban por ayni o por uno o dos corderos, ahora cobran hasta 3.000 dólares para una fiesta de pasantes, afirmó Cadima. Aclaró que el pago varía de acuerdo con la cantidad de músicos: "si son más de 40 tocadores cuesta más”.
En Luribay, al menos 10 grupos son considerados los "mejores”. En general, no cobran cuando se trata de tocar para la Pachamama en la huajta o en la festividad de Todos Santos.
El músico Ramón Autalio, de Santiago de Callapa (Pacajes), contó que otra fiesta que convoca a los intérpretes es el Año Nuevo. Antes -recordó- si amenizaban un matrimonio se les pagaba con un cordero.
Ahora todo ha cambiado. En Callapa, donde hay 60 grupos , un músico cobra 60 bolivianos por día, afirmó Autalio, minutos antes de interpretar el Himno Nacional con su clarinete acompañado por instrumentos mohoseños.
Magno Huanca es miembro del grupo Los Chasquis de Loayza. Él y sus compañeros visten uniformes hechos de tela de bayeta blanca. "Algunos al contratarnos exigen que estemos bien vestidos, otros no”, comentó.
Los Chasquis se conformó hace tres años, sus integrantes no pasan de los 25 años de edad. Son chicos -dijo Huanca- que combinan el estudio con la música. Cuando los contratan, ellos pueden tocar no sólo mohoseñadas, también cuecas y chacareras.
En el cuarto Festival de la Mohoseñada, según el director de Culturas de la Gobernación, Luis Miguel Callisaya, participaron 30 grupos, de 200 integrantes, cada uno. El primer lugar fue para la mohoseñada Germán Busch de Ichoca, los anfitriones. El próximo año la sede del evento será en el valle paceño de Luribay
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