La colorida fuerza de caporales, tinkus y morenos se complementó con el rescate identitario de bailes precolombinos, como el tuturi, ayer en la preentrada de la UMSA. Desde las 9:00, 61 fraternidades bailaron por la avenida Busch en el último ensayo antes de la Entrada del sábado.
"Esta muestra es el último ensayo que realizan las fraternidades para ajustar los detalles: tiempo, orden y coordinar pasos para la Entrada Universitaria”, explicó Fernando Cajías, creador y director de la Llamerada San Andrés. Como última campeona en la categoría de danzas livianas, la llamerada más antigua volverá a competir en la muestra folklórica del sábado, cuando ingresará en el puesto 25, a mediodía.
Antes y después del grupo de las q’orawas (hondas), medio centenar de fraternidades universitarias llenó de baile la avenida Busch, desde la plaza San Martín hasta la plaza Villarroel. Todos los danzarines bien uniformados, sincronizaron pasos y coreografías en variedad de ritmos. "Ésta es una buena prueba de resistencia: hay que bailar en la empinada sin perder aliento”, dijo Juan Ramos, de 21 años, uno de los guías de los Ingethinkus, de la Facultad de Ingeniería.
Aunque era la gran mayoría, no sólo bailaron los estudiantes sino también autoridades y administrativos de la casa superior. "El estudio se complementa con actividades culturales que son parte de la identidad de la UMSA. Nosotros bailamos para la integración con los estudiantes”, explicó Consuelo Flores, directora de la carrera de Trabajo Social, incansable al ritmo de la kullawada.
Entre las morenadas, los tinkus y los caporales -siempre populares- llamaba la atención una danza autóctona: los tutiris de la carrera de Justicia Indígena Originaria y Campesina de la Facultad de Derecho.
"Ésta es una danza autóctona de la comunidad de Andamarca de la provincia Ingavi”, comentaba Nady Choque, ñusta de la fraternidad, al son de bombos y sikus. "Este baile es de los abuelos. Desde antes lo bailaban los solteros que viajan al valle para el trueque”, contó Virginia Mamani Tito, de 21 años.
Infaltables, las morenadas hacían gala de sus distintivos -plumas y corsés en sus figuras y botas y matracas en los reyes morenos-. "A nosotras el traje nos está costando 300 bolivianos porque está hecho a medida; vale la pena para mostrar la cultura”, dijo Laura Apaza, de Odontología.
En cada fraternidad, cuidando el orden y auxiliando a los bailarines, están los aguateros. "Hay que invitarles refresco o cargas cosas. Yo he bailado mucho tiempo con ellos así que lo hago con cariño”, narró Mario López de la Llamerada San Andrés.
El sábado, la Entrada Universitaria comenzará en la avenida Montes y culminará en el PUC. "Estamos listos”, dijo el tinku Juan Ramos ayer al concluir la ruta de la preentrada.
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