Más de 40.000 bailarines, agrupados en 69 fraternidades, participaron ayer en la Entrada Folklórica en honor a la Virgen de Urkupiña, en la ciudad cochabambina de Quillacollo. La festividad continuará hoy con la misa y mañana, con la peregrinación.
Quillacollo, a 13 kilómetros de la capital, amaneció con ambiente festivo. Desde muy temprano comerciantes ofrecían todo tipo de productos: desde comida, pasando por recuerdos, hasta puestos -entre 60 y 200 bolivianos- en las graderías. Ayer rigió una ley seca que prohibía el consumo de bebidas alcohólicas a 100 metros de la Entrada.
Poco antes de las 10:00, el paso de los bailarines fue precedido por una procesión de la Virgen de Urkupiña con la escolta de autoridades eclesiásticas y municipales, y los pasantes de la fiesta.
"Hoy, Quillacollo se viste de gala como sede de la fiesta de la integración nacional. Esperamos que los visitantes, bailarines y ciudadanos puedan disfrutar de este desfile de devoción, de fe y religiosidad”, dijo el alcalde de Quillacollo, Charles Becerra, en la bienvenida.
La morenada Los Andes abrió, con su ritmo marcial, la Entrada Folklórica. Fue seguida por otras 68 fraternidades, en la que los caporales eran mayoría, pero no faltaban tobas, pujllay y diablada.
"Tenemos 58 fraternidades afiliadas y otras 11 que son solicitantes; entre ellas las ganadores de las festividades de la Virgen de Guadalupe, de Sucre, y de Chutillos, en Potosí”, informó el presidente de la Asociación de Fraternidades Folklóricas Virgen de Urkupiña, René Valdez.
Hacia el mediodía, el palco oficial de la plaza Bolívar recibió la visita del presidente Evo Morales. "Vengo un poquito a descansar viendo esta gran Entrada de la Virgen de Urkupiña, muy contento de estar (aquí), esperamos que el pueblo pueda disfrutar de esta gran fiesta”, declaró el Mandatario y confirmó que participará en la misa de hoy .
Acompañados de bandas de música, los bailarines recorrieron tres kilómetros de las principales calles de Quillacollo hasta el Templo de San Ildefonso. Allí repitieron el rito de pasar de rodillas frente la imagen de la Virgen de Urkupiña para cumplir su promesa de bailar tres años.
El culto a la patrona tiene origen colonial. Según la tradición, una pequeña pastora recibió en el campo la gracia de las visitas de una hermosa señora con su bebé en brazos. En su último encuentro -un 15 de agosto- la dama ascendió a los cielos, frente a todo el pueblo de Quillacollo, dejando su imagen en un lienzo.
Durante la festividad, los peregrinos visitan el Calvario ubicado en el cerro de Cota, de donde extraen piedras. Según la creencia, el tamaño de las rocas será compensado en dinero por la Virgen. También se instala una feria de miniaturas, como la Alasita, en la que los visitantes adquieren bienes en miniatura para que, por su fe a la patrona, se hagan realidad.
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