Repique de campanas, explosiones ruidosas de petardos desde la mañana, el inicio de la procesión de los chunchos para culminar al final de la tarde y los primeros momentos de la noche con la pleitesía de los promesantes hacia la imagen de San Roque fue la ceremonia principal del Encierro de la Fiesta Grande.
El Encierro, que marca la culminación de las celebraciones en honor al principal santo de Tarija, comenzó la noche anterior con la víspera caracterizada por una espectacular quema de fuegos de artificio que saludó la entrada triunfal del Patrón San Roque acompañado por una banda campesina, alféreces, cañeros, quenilleros y tamborilleros, además del pueblo en general.
Posteriormente ingresaron los más de 3.600 chunchos promesantes interpretando labores que son las figuras formadas mediante la danza con remolino doble, además de los “combates”.
Luego el atrio del templo se iluminó cuando ingresó el toro chico encendido con fuegos artificiales.
Por segunda vez los promesantes interpretaron danzas y labores como la estrella y elaboraron una “pantomima” que es el erigir una torre humana al compás de sones musicales y en el marco de la quema de fuegos artificiales del toro grande.
Ayer, el día de Encierro, el repique de campanas y las bombas de trueno caracterizaron desde tempranas horas de la mañana las distintas celebraciones y actividades que se desarrollaron.
Luego se dio inicio a la procesión que por más de ocho horas recorrió desde el templo de San Roque hacia la Catedral, pasó por la Basílica de San Francisco, visitó el Hospital Universitario San Juan de Dios para luego dirigirse hacia la Iglesia del mismo nombre y donde se procedió al descanso de los promesantes. Alrededor de las 17.00 se inició el retornó al santuario.
A lo largo del trayecto, los más de 3600 mil promesantes acompañaron la imagen del santo, bailando y marcando el ritmo al son de las flechillas, deteniéndose en lugares establecidos en el que los ciudadanos que admiraban su paso les ofrecían refresco, agua, y bolsitas de “Karpil”, para que sea llevadera su participación en la larga procesión.
Ya en la capilla San Juan de Dios, los promesantes aprovecharon para tomarse un leve descanso, comer y beber algo y luego retomar fuerzas para todavía unas horas de procesión.
Entretanto, en las inmediaciones de la iglesia San Roque ya se vivía el ambiente previo a los cánticos y al triste adiós al santo.
Finalmente, cuando la tarde ya expiró y la noche cubría con su manto el templo, los miles de chunchos promesantes se postraron ante el santo cuando su imagen llegó a los pies de la iglesia, mientras otros devotos lo esperaron levantando sus brazos, pañuelos en mano, para darle una última despedida con cánticos rituales y religiosos.
Cabe mencionar que hubo un momento de confusión cuando dos grupos de promesantes se enfrascaron en una gresca por adelantar su ingreso en la procesión y en el que tuvo que intervenir la guardia municipal que, dicho sea de paso, cumplió un ejemplar trabajo durante el día.
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