La fe mueve montañas. Cientos de personas se congregan el segundo domingo de cada mes en la localidad de El Paso para pedir salud, bienestar económico y, especialmente, protección para todos los viajes
Aquejado por un problema en los nervios, a Jaime Edgar Eulate Soliz, de 62 años, se le hacía cada vez más difícil caminar. El dolor en la espalda era tan intenso que apenas si podía mantenerse de pie. Entonces, según su testimonio, encontró alivio en el Señor del Buen Viaje, en la localidad de El Paso.
“Hace seis meses estaba muy mal. No podía ni caminar, pero después de orar al Señor del Buen Viaje he vuelto a caminar”, asegura, mientras se persigna frente al altar mayor del templo de El Paso, Santiago Apóstol.
Y su mejoría es tan notable, que ahora incluso ha vuelto a practicar su deporte favorito, la raqueta frontón, una disciplina que exige un importante esfuerzo físico. “Todo es cuestión de tener fe”, apostilla.
Es el segundo domingo del mes. Y como lo viene haciendo desde hace casi 50 años, Jaime Eulate ha llegado hasta El Paso, distante a 17 kilómetros de Cochabamba, para honrar al Señor del Buen Viaje.
Él es uno de los cientos de feligreses que acude religiosamente a este templo para oír la misa y participar posteriormente en la procesión en honor al Señor del Buen Viaje.
Esta imagen, que es venerada en El Paso, llegó a esta localidad hace más de 500 años y la celebración, como se la acostumbra a hacer hoy en día, se inició en 1970. La familia Zambrana junto con el párroco de esa época, Andrés Oporto, fueron los impulsores.
A la fiesta principal, que se realiza hoy, llegan feligreses de Cochabamba, sus provincias y de otros departamentos.
La fe en el Señor del Buen Viaje es de largo aliento y no solamente un sentimiento pasajero. Y así lo demuestra, por ejemplo, la devoción de Jaime Eulate, quien rememora que llegaba con su padre hasta la localidad de El Paso desde que tenía 12 años.
"Lo que me ha motivado a venir, desde que era niño, es mi fe y porque soy muy católico", afirma.
EL PRIVILEGIO DE SER PASANTE
José Roberto Meneses y su esposa, Martha Sejas, están agradecidos por todas las bendiciones que han recibido del Señor del Buen Viaje, y porque en octubre pasado tuvieron “el privilegio” de organizar la fiesta.
Este pasante, como se denomina a quien financia parte de una festividad religiosa, recalca que para él y su familia fue un honor haber organizado esta actividad el pasado mes, porque de esa manera afianzaron su fe y están más cerca del Señor del Buen Viaje.
Oriundo de Quillacollo, José Meneses está convencido de que la fe es uno de los valores más importantes y que se la debe fortalecer día tras día.
Según su testimonio, el Señor del Buen Viaje ha colmado a su familia con salud y bienestar económico.
“Lo más importante es que siempre hemos pedido salud y fortaleza para el trabajo y el Señor nos ha concedido”, refuerza.
Asegura que sus hijos tienen también la costumbre de asistir a El Paso para ser parte de esta celebración.
UN ÁNGEL GUARDIÁN EN SU VIDA
Ha trabajado casi toda su vida como transportista y por fortuna nunca ha sufrido un percance. Gervasio Peña, de 62 años, atribuye esta buena suerte a que todos los días de su vida se recomienda al Señor del Buen Viaje.
Este transportista llega hasta la parroquia de El Paso, junto con su familia, desde 1974.
“Tengo mucha fe. Vengo con mis hijos, con toda mi familia. La gente llega desde Cochabamba, Sacaba, San Pedro, Chimba, de diferentes lugares. No solo por la fiesta sino especialmente por la fe”, explica.
LA FIESTA GRANDE
Este año la fiesta principal que se realiza el segundo domingo del mes de noviembre está en manos de los pasantes René Rojas Mérida, de 42 años, y su esposa, Mabel Muñoz García.
René Rojas afirma que ser pasante de la fiesta principal es una gran responsabilidad y en su familia lo asumen con mucha devoción y fe.
“Mis padres también han pasado la fiesta, anteriormente. Sabemos que el Señor del Buen Viaje se ha manifestado, nos ha dado muchas bendiciones”, añade.
Él acude hasta el templo de El Paso desde que tiene uso de razón, cuando aún era un niño.
“Hemos pedido salud, trabajo y siempre el Señor nos ha acompañado en los viajes. Nunca hemos tenido percance alguno, él nos ha protegido, es cuestión de tener mucha fe y devoción”, apunta.
Agrega que hay mucho que agradecer al Señor del Buen Viaje y lo mínimo que pueden hacer él y su familia es organizar la fiesta.
Rojas recomienda a los jóvenes no perder los valores, especialmente familiares, y que mantengan siempre la unión en sus hogares.
“En estos tiempos la juventud está descarriada, pero se puede salir adelante teniendo a Cristo y al Señor del Buen Viaje como ejemplos, tomando además los buenos consejos que nos dan nuestros padres”, puntualiza.
Por su parte, Mabel Muñoz García señala que en el caso de su familia, el Señor del Buen Viaje le ha concedido especialmente salud, y protección porque su esposo viaja bastante “y gracias a Dios nunca le ha pasado nada”.
CUESTIÓN DE FE
“La fe es la que impulsa a la gente a llegar hasta El Paso, al Señor del Buen Viaje”, asegura el párroco de esta localidad, Rodolfo Ramírez Sotelo.
Argumenta que a raíz de las catástrofes naturales la gente se acerca a Dios y fortalece su fe.
“La fe es la confianza que depositamos en la persona de Jesus, que vive encarnado en cada uno de nosotros”, señala.
El sacerdote recuerda que hay creyentes que llegan hasta El Paso desde la década del 70, acompañando a sus padres e incluso a sus abuelos, como parte de una tradición de la familia.
El párroco puntualiza que hasta El Paso llegan feligreses, especialmente desde Cochabamba, e incluso de otros departamentos, cuando se trata de la fiesta principal.
“La gente del lugar más bien aprovecha para hacer comercio y ganar unos pesos cada domingo del mes”, afirma.
Los que llegan puntualmente hasta El Paso son pobladores de la zona central de Cochabamba, Quillacollo, Sacaba, Chapare. Muchos feligreses acuden a esta localidad para esta romería desde el interior del país, aprovechando el fin de semana.
El párroco de El Paso siente una satisfacción especial porque en la fiesta no solo participan personas mayores sino también jóvenes, entre ellos profesionales, universitarios, y transportistas, además de adolescentes.
Una característica de esta fiesta, según Ramírez, es que hay personas de todos los estratos sociales, del área rural y urbana.
MISA Y PROCESIÓN
La fiesta es un agradecimiento al Señor del Buen Viaje, que se realiza el segundo domingo de cada mes, y la fiesta principal, el segundo domingo de noviembre.
El párroco recuerda que las personas siempre están viajando, ya sea en vehículo o a pie, debido a que la vida es un constante viajar. “Por eso hay que agradecer al Señor del Buen Viaje y pedirle que nos proteja de todo accidente, percance o desgracia en carreteras, que sea nuestro ángel custodio, que proteja y cuide a los que conducen y a los que viajan”, afirma.
Después de la misa se inicia la procesión, que cuenta con la participación de todos los feligreses.
Al término de la procesión se realiza el traspaso del guión al pasante del próximo mes.
Y hay tanta fe en el Señor del Buen Viaje, que los pasantes para cada mes están inscritos hasta el año 2016, y para la fiesta principal de noviembre hasta 2025.
El señor me ha dado salud
Julia Claros vda. de Campero
Vengo desde hace 25 años. Mis hijos eran pequeños en ese entonces. Una amiga me invitó, pero antes iba a Paucarpata, Quillacollo.
Vengo casi todos los meses por la fe que le tengo al Señor del Buen Viaje, que me ha dado especialmente la vida, salud y trabajo.
Ha obrado un milagro
PABLO ARGOTE COCA
Mi madre me inculcó esta devoción. Ella estaba delicada de salud y vino a pedir al Señor del Buen Viaje para que nada malo le pase. Le concedió un milagro, porque ahora mi mamá se encuentra fuera de peligro. Por eso acudo al Señor para que proteja a mi familia y pienso heredar la misma fe a mis dos hijas.
SOY DEVOTA DESDE NIÑa
JHOSELIN ZAMBRANA VARGAS
Soy devota del Señor del Buen Viaje desde que tengo memoria. Desde muy niña vengo con mi familia. En especial mis padres y mi hermano, que siempre realizan viajes al exterior, son quienes se encomiendan al Señor para que nada malo les pase. Yo le pido salud y que libre de cualquier mal a toda mi familia.
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