La manifestación cultural que hoy es conocida como Carnaval Minero tiene un origen que se remonta, por lo menos, al año 1750, según un trabajo que se publica este domingo en la revista “Ecos”.
El trabajo sobre el origen y la veneración al Tata K’ajcha pertenece a Julio César Morales Zambrana, socio de número de la Sociedad Geográfica y de Historia “Potosí”, quien hace referencia a las claras alusiones que sobre el tema existen en documentos coloniales.
Morales refiere que en febrero de 1751 surgió una controversia en Potosí debido a que los guardias de Velarde habían dado muerte a un joven k’ajcha; es decir, un minero que se dedicaba al trabajo eventual en los socavones. Los k’ajchas sacaban mineral para su venta con el conocimiento del dueño de la mina, pero esa actividad había dado lugar a incursiones ilegales que las autoridades coloniales intentaban controlar. La reunión de unos 200 k’ajchas, que coincidía con la muerte del joven, fue interpretada como un intento de rebelión.
No obstante, otros documentos descartan que la reunión de k’ajchas de 1751 haya sido un alzamiento ya que coincidía con los carnavales. Lo que pudo haber ocurrido es que esos mineros se reunieron para lo que ya se conocía como “la fiesta de la ‘Caccha Cruz’ que incluía el descenso de la cruz de la capilla del Cerro hasta una de las parroquias indígenas de la Villa para celebrar en ella una misa”. Ese descenso sería el precedente de lo que hoy es el Carnaval Minero y un testimonio gráfico puede advertirse en el famoso cuadro que Gaspar Miguel de Berrío pintó en 1758. El detalle del cuadro, que acompaña esta nota, permite ver gente que parece descender bailando.
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