Tras su careta de ojos en franca sorpresa y una sonrisa llena de ambigüedad, se esconden en el anonimato hombres, mujeres , niños o jóvenes que año tras año reencarnan al personaje del Carnaval paceño.
"Es un héroe anónimo que tiene vida por corto tiempo. Es defensor y amigo en especial de los niños. Trae alegría a cada ser que lo necesita. Cada que revive, nosotros somos como el relleno de este traje”, expresó el Pepino de la Anata 2014, Waldo Orihuela.
La antropóloga Beatriz Rossells en su estudio 100 Años del Carnaval de La Paz: Identidades del Siglo XX, describe al Pepino que como el héroe que rompe las jerarquías inquebrantables con anonimato y ambigüedad.
"El Pepino permitía a pobres y ricos esconder el cuerpo y el rostro. Sus propias ambigüedades de conquistador irresponsable con las mujeres, noble con los niños y amigo de los borrachos conquistaron a vendedores, oficinistas, migrantes o ya instalados en la ciudad ”, describe Rossells en su estudio.
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