Vendedores y encargados de los asientos en el festejo de la Jisk’a Anata aseguraron que esta entrada ya no logra convocar al mismo número de personas que en años anteriores. El colorido y la danza no son suficientes para llenar las calles.
Según la vendedora Heidy Flores, la Jisk’a Anata perdió su atractivo entre las familias por culpa de algunos jóvenes. "Antes venían muchas familias para ver los bailes y jugar. En los últimos años, algunos jóvenes han empezado a jugar, a lastimar y ya no respetan a nadie. Eso hizo que también disminuya la gente. Ya no vienen tantos como antes”, contó la comerciante.
Algunos asistentes al evento expresaron la misma preocupación. "Yo vengo aquí para ver la Entrada, pero tengo que estar cuidándome de los globos y de algunos que más que jugar vienen a lastimar. Es una pena que una fiesta tan linda se arruine por gente a
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