30 de junio de 2015

La Entrada Folclórica de San Francisco Xavier vivió ayer su XIII versión como una muestra cultural




La Entrada Folclórica de San Francisco Xavier vivió ayer su XIII versión como una muestra cultural que involucró a la comunidad universitaria, en una fiesta que año tras año convoca a presenciar un espectáculo de alegría y colorido.

Muchos de los participantes, en ese contexto, se comprometen con la danza escogida presentando una monografía o una investigación y la defienden ante un jurado, incluso, bailándola.

Algunos ofrecen comidas y bebidas típicas del lugar a los espectadores durante el recorrido de la Entrada, como una forma de trasladar la expresión folclórica a las calles. Los mejores grupos reciben un premio por sus largas horas de ensayo con dinero en las categorías de bailes nativos étnicos y folclore popular.

La tienda de disfraces “Teresita” se sumó a esta fiesta produciendo una sesión fotográfica con algunos de los trajes típicos utilizados en las distintas entradas que hacen vibrar a miles de personas a lo largo y ancho del país.

LA SAYA LAZOS CON ÁFRICA
Principal expresión folclórica de los Yungas paceños, los danzantes mantienen el lazo que les une al continente africano, de donde provienen sus antepasados. Estos llegaron a América durante la Colonia para trabajar como esclavos en las minas de Potosí, pero terminaron asentándose en las montañas tropicales de Bolivia. Este baile no se parece en nada a las otras danzas andinas.

La mujer afroboliviana adoptó la pollera y la trenza para sus cabellos encrespados. Lleva sombrero y zapatillas de punta redondeada, tal cual lo hace la chola paceña. La blusa está decorada con cintas en zig zag y menudos encajes, mientras que la pollera tiene la bandera boliviana en las cintas de la parte inferior. La faja es normalmente roja y la danzarina, con una pequeña manta en la mano derecha, mueve los flecos al compás de la pollera.

Los varones visten una camisa con manga corta, pantalón blanco suspendido hasta la rodilla y un fajín aimara en la cintura, amarrándose una pañoleta en el cuello. Su sombrero es de paja.

TOBAS VALIENTES GUERREROS
Esta danza representa a las aguerridas tribus que habitaban en lo más espeso de las selvas del oriente boliviano y que se defendían de las incursiones de los conquistadores con armas rudimentarias. Demanda de los bailarines mucha energía, con una coreografía “salvaje” que incluye grandes saltos.

Antes, la vestimenta se reducía a un taparrabos y casi nada en la parte de arriba, en el caso de los varones. Las mujeres igualmente vestían trajes rudimentarios, pero en la actualidad utilizan vestidos o un traje de dos piezas decorado con lentejuelas realzando su figura. El penacho de plumas que lleva ella es menos voluminoso que el del varón.

MORENADA CON TRAJES DE TONEL
Los orígenes de esta danza se remontan a la Colonia. Su estructura y organización provendría del “relato de la pisa de la uva”, antigua dramatización que se realizaba en comunidades orureñas. De ahí se desprenden los personajes: los toneles de vino están representados por los esclavos; el caporal o achachi, que somete a los esclavos; la negra o morena sería la hija de este capataz o caporal.

Es, en sí, un desfile lento y monótono de la tropa hacia el socavón. Ahora se danza en toda Bolivia y cada pesado traje del varón es una obra de arte, hecho a mano y con prolíficos bordados.

La morena usa una vestimenta que demuestra la riqueza, por eso en él aparecen piedras y perlas. Cada lentejuela es costurada a mano.

TAQUIRARI DESENFADO CAMBA
Danza típica de Santa Cruz, Beni y Pando. Se cree que data del siglo XIX y su ritmo, muy alegre y bailado en parejas, es una imitación del trotecillo de los caballos.

La vestimenta representa el lugar cálido y fresco de las llanuras bolivianas. En el traje se pueden apreciar dibujos de la fauna y la flora, banderas y cintas que le dan brillo a la vestimenta y se acoplan a una coreografía armoniosa y ordenada.

DANZA GUARANÍ METÁFORAS DE NATURALEZA
Llamada Pim Pim, se baila sobre todo en los carnavales y está llena de simbolismo. Es una manifestación cultural que busca “la tierra sin mal”. Se supone que los bailarines representan a los espíritus que se desprenden de los árboles y danzan, junto con la humanidad, ese ritmo hipnotizante.

La vestimenta se estilizó y lleva mucho color, con telas fosforescentes, una vincha en la cabeza que tiene una flor de tela, collares fabricados por las mujeres del lugar, un poncho tejido con mostacillas y perlas.

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