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10 de octubre de 2015
FE, DEVOCIÓN Y… ALEGRÍA Señor de Quillacas
Al poblado se le conoce como “La Ciudad Mágica del Meteorito”. Estudios científicos recientes demuestran que Quillacas es depositaria, en una gran extensión, de pedazos de meteoritos que se desintegraron hace siglos tras impactar contra el planeta. Y, precisamente, la imagen del Señor de Quillacas está erigida sobre un pedazo de meteorito. En ese lugar, los pasantes le ofrecen cerones gigantescos...
La celebración en honor al Señor de Quillacas tiene un común denominador: la fe, pero acompañada de la alegría, tanto de los pasantes como de los devotos. La fiesta central es el 14 de septiembre.
Este año, el culto al “Tata Quillacas” se origina en el seno de la familia de Constantino Aviza Mollo y su esposa Valentina Yucra. Ellos poseen la imagen de esta advocación a Cristo, que anualmente va de un pasante a otro.
En la secuencia ritual, Constantino Aviza juega el papel del pasante; es decir, del encargado de cuidar y brindar atenciones a la imagen: limpiarla, colocarle flores frescas, confeccionar un altar para rendirle culto durante un año entero, entre otras.
La imagen del Señor pasa de una persona a otra como parte de una promesa y de un agradecimiento, por ser considerada milagrosa. Llega a manos de gente con la que se tiene una relación o un parentesco ritual; por ejemplo, compadres, comadres, madrinas, ahijados u otros. Todo, por devoción al “Tata”.
En torno al Cristo venerado se congregan grupos de fieles y devotos; ellos le piden dinero, salud y bienes materiales, que por lo pronto son adquiridos en miniaturas. Y lo que le piden, se cumple, asegura el pasante de la fiesta, Constantino Aviza.
Luego, a manera de promesa, para que se cumpla lo solicitado, los pasantes ejercen distintos roles: celebran rituales religiosos, peregrinan hasta el santuario del Señor de Quillacas.
El pasante es quien organiza una fiesta en honor al Cristo y corre con los gastos, siempre, como parte de su promesa. En este caso, Aviza participa en todas las fases de la celebración; él invierte tiempo y dinero.
Se encarga de la ornamentación, de los banquetes, de la bebida, de las invitaciones, de los souvenirs, de los bailarines y de las infaltables bandas que acompañan la procesión. Además, alquila un salón y contrata grupos musicales que animan la fiesta central.
En resumen, este año, Aviza es el que “bota la casa por la ventana”. Lo cual significa un dineral, que se compensa con la fe.
La fiesta de este año
Sábado 12 de septiembre, es el día de “la Cacharpaya” al Señor de Quillacas. Para llegar al santuario desde Potosí, se debe realizar un viaje de seis horas: está ubicado en la población del mismo nombre, a unos 180 kilómetros de la ciudad de Oruro.
Al poblado se le conoce como “La Ciudad Mágica del Meteorito”. Estudios científicos recientes demuestran que Quillacas es depositaria, en una gran extensión, de pedazos de meteoritos que se desintegraron hace siglos tras impactar contra el planeta. Y, precisamente, la imagen del Señor de Quillacas está erigida sobre un pedazo de meteorito. En ese lugar, los pasantes le ofrecen cerones gigantescos.
Por la noche, se desata un espectáculo de fuegos artificiales, acompañado con música que interpretan unas bandas. La fiesta se extiende hasta la madrugada del día siguiente.
El domingo 13, los pasantes ofrecen una misa de acción de gracias y, junto a los fundadores de la celebración, ejecutan diferentes rituales religiosos en honor a la efigie venerada. Luego, se concentran en una recepción social en el mismo poblado.
Peregrinación a El Calvario
El martes 15, los pasantes, fundadores y devotos del Señor peregrinan hacia El Calvario. Pero la romería tiene una peculiaridad ancestral: las personas cargan un “combo”, objeto contundente para golpear las rocas existentes en el lugar. Las piedras que logran sacar con el combo se denominan “sapitos” y representan el dinero que obtendrán en la promesa realizada al “Tata Quillacas”.
De acuerdo con la creencia y la tradición, quien da el primer golpe y desprende un volumen grande de roca, tendrá mucho dinero. Posteriormente, el pedazo es trasladado en hombros hasta la punta del cerro, donde se lo consagra para que se cumpla el pedido al Cristo. En el trayecto, muchos compran casas, carros y otros objetos en miniatura, según lo que cada persona desea que se haga realidad.
Luego, los pasantes ofrecen una barbacoa y bebida a los presentes, como símbolo de agradecimiento por acompañarlos en la peregrinación. Todo el ritual está acompañado de la música de bandas, que le dan un matiz distinto a esta manifestación de fe y devoción.
El miércoles 16, se repite el ritual de “la Cacharpaya” en el santuario y, a continuación, pasantes y fundadores, además de devotos, se embarcan nuevamente en buses para retornar a la Villa Imperial.
Arcos y cargamentos
Arcos decorados con elementos de plata, flores y tejidos nativos de la época colonial son parte de esta fiesta ancestral, que año tras año se festeja en honor al “Tata Quillacas” en Potosí.
Los arcos de plata —símbolo de riqueza y poder económico— matizan la diplomacia de bienvenida a los pasantes y a los devotos, dando forma a la ceremonia social. Pero no solo se arman arcos, sino también cargamentos de plata en automóviles, como parte de la tradición de pasantes e invitados.
El 24 de septiembre, hay un acto ancestral en la zona Ferroviaria y los pasantes de la fiesta consagran al Señor de Quillacas celebrando una misa de acción de gracias; después de la bendición a cargo de un sacerdote, recorren varias arterias de la ciudad exhibiendo la imagen, con el tradicional acompañamiento de una banda.
Esta es una de las tradiciones más antiguas que se siguen en la ciudad anualmente, quizá la única que queda, como una práctica y una reverencia muy arraigada al “Tata”.
La fiesta llega a su máximo esplendor con el armado de platería para recibir al Señor y los pasantes que, antes de llegar al local de la recepción social, bailan en las calles.
El Señor de Quillacas recibe el cariño de quienes armaron los cargamentos y los arcos de plata. Los pasantes y el mismo “Tata”, entremezclados con los devotos, pasan por debajo de los arcos, hasta que la imagen es entronizada en un altar que se erigió en el salón donde más tarde, después de un picante asociado a una buena bebida, comenzará la fiesta.
El T’ipaku
La celebración concluye con alegría. Los pasantes y fundadores, además de los invitados, han recorrido calles y avenidas de la ciudad para terminar reunidos en una recepción social. Mientras cargaros en brazos al Cristo han entonado una sola canción, a coro y en quechua: “Tata Quillacas me dijiste que viniera. Oro y plata, me dijiste te voy a dar”.
Ya en la fiesta, fundadores y expasantes, junto con hijos, ahijados, compadres, comadres e invitados, ofician el famoso T’ipaku (prendido de billetes) en el pecho de los pasantes. Con alfileres se dejan billetes de 100 y 200 bolivianos en la parte delantera de las prendas de vestir de los pasantes de la fiesta.
En muchos casos, aguayos y peluches cargados de dinero son obsequiados también a los pasantes, a veces, sobrepasando los 5.000 bolivianos. Se comenta que los regalos en dinero son simplemente un “ayni”, porque “volverán” el próximo año con el nuevo pasante de la fiesta.
Cumplido el T’ipaku, se da rienda suelta a la baile con abundante cerveza de por medio. Para este año, la familia Aviza ha contratado conjuntos musicales de La Paz y Cochabamba, además de bandas de Oruro.
Al día siguiente, la fiesta en honor al Señor de Quillacas termina con la Cacharpaya, seguida de la ceremonia del traspaso de la fiesta a los pasantes del año próximo: unos y otros se disponen frente a frente, arrodillados.
Los pasantes nuevos, acompañados de bandas, se llevan la imagen a su casa. Generalmente, son marido y mujer.
La celebración en honor a la imagen del Tata Quillacas es realizada por un grupo de comerciantes de la Villa Imperial.
…las personas cargan un “combo”, objeto contundente para golpear las rocas existentes en el lugar. Las piedras que logran sacar con el combo se denominan “sapitos” y representan el dinero que obtendrán en la promesa realizada al “Tata Quillacas”. De acuerdo con la creencia y la tradición, quien da el primer golpe y desprende un volumen grande de roca, tendrá mucho dinero. Posteriormente, el pedazo es trasladado en hombros hasta la punta del cerro, donde se lo consagra…
La historia del Señor de Quillacas
Sobre el lugar del Santuario se cuenta que fue escenario de una guerra santa, a través de la aparición del milagroso “Señor de Quillacas”. Los pobladores relatan la historia de los orígenes de esta fiesta de la siguiente manera:
“Un comerciante argentino de mulas y caballos, junto a sus ayudantes, pasaba por las tierras de Quillacas, donde decidió descansar y compartir con los lugareños. Al despertar, vio que su ganado mular había desaparecido.
Desesperado, recorrió por los alrededores sin poder tener ningún rastro; al no encontrar nada, subió al cerro de Quillacas. Allí se encontró con un anciano sentado en una peña y a él le comentó lo que le había pasado. El anciano le indicó el lugar exacto donde estaba el ganado.
El comerciante fue al lugar señalado por el anciano y encontró, para su sorpresa, a todo el ganado. Con la intención de agradecerle el favor, volvió al lugar donde lo había encontrado, pero se encontró con la imagen de Cristo Crucificado.
Posteriormente, con los pobladores y la ayuda de un arquitecto peruano, construyeron el Santuario Internacional dedicado al Cristo de Quillacas. Esto se dio en respuesta de un sueño del comerciante argentino, que fue interpretado por un yatiri como un milagro que debería sellarse con la construcción de un templo en forma de cruz.
Es así que el templo colonial tiene una amplia planta en forma de cruz construida de piedra moldeada. En la entrada cuenta con una cruz de madera blanca que se levanta sobre la sonora puerta verde.
La fiesta del Señor de Quillacas es el 14 de septiembre y de ella participan devotos de todo el país, además de peregrinos de Perú, Argentina y Chile, donde el Señor de Quillacas es ampliamente conocido”.
Fuente: Blog de Rudy Huayllas en Internet: www.rudyhuayllas.blogspot.com/2010/09/santuario-de-quillacas-un-pueblo-con.html
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