Ichapekene Piesta es un evento sin comparación porque muestra la religiosidad y la fe de un pueblo que abre los brazos a todo aquel que quiera asistir a la fiesta del santo patrono de San Ignacio de Moxos.
La singularidad de la Ichapekene Piesta gira en torno a la hospitalidad del moxeño ignaciano. Es una fiesta a la que todos y todas están invitados a participar sin ningún tipo de miramientos o discriminación.
“Mientras se desarrolla la festividad, el Cabildo Indigenal es un lugar donde todos pueden encontrar comida y convidar. Esa es la preocupación del Gran Cabildo: Que todos puedan tener comida en aquellos días. Esto evoca la vida de cuando el pueblo de San Ignacio de Moxos vivía en el momento de la abundancia, donde la acogida era general. Es bonito ver como nadie es rechazado en el Cabildo”, relató Fabio Garbari, sj, párroco de San Ignacio de Moxos.
“La presunción está en el efecto bonito que resulta de la alegría que se saca en la fe, que se demuestra en la oración que se eleva. Esto es el objetivo, no es el hecho de decir mira cuánto de dinero me cuesta bailar. Es una diferencia que la misma fiesta te muestra una diferencia sustancial. La fiesta es una oración, la oración no está hecha para que te miren, la oración está hecha para orar. Si viene el Presidente tiene su lugar en la fiesta, un lugar donde tiene que estar la autoridad para orar. El día en que se hagan tarimas para mirar la Ichapekene Piesta, ya habríamos salido de la lógica original de la festividad”, agregó Garbari.
“PALO ENSEBAO” Y JOCHEO DE TOROS
La fiesta patronal tiene su comienzo con la tradicional llegada del “palo ensebao”, un tronco de colosal tamaño que será el centro de atención el 31 de julio, segundo día de la Ichapekene Piesta.
En palabras de Francisco Limaica, director del museo de Moxos, se trata de un acto muy simbólico que se realiza el 7 de julio, en el inicio de la novena (período de nueve días en la que se reza una advocación religiosa) de la Virgen del Carmen, en presencia de los pobladores y ocasionales visitantes que ya cuentan los días para experimentar la religiosidad y cultura hecha fiesta.
“El palo ensebao de la Ichapekene Piesta es una actividad lúdica muy apreciada por la población ignaciana del Gran Moxos, aunque no siempre bien entendida en su riqueza sapiencial. Esta actividad recreativa la organiza el Gran Cabildo Indigenal y su preparación comprende una serie de ritos solemnes”, cita el libro del jesuita padre jesuita Bernardo Mercado “Ichapekene Piesta: Lectura sapiencial de la Fiesta Grande del pueblo moxeño ignaciano” (Vol. 3; Ed. Verbo Divino; Cochabamba, 2017).
El texto explica que el rito comienza con la elección de las personas que tendrán la responsabilidad de encontrar el palo ensebao, talarlo y transportarlo hasta la población. Deben ser personas idóneas porque la búsqueda se la hará en el interior del monte. Además, esta debe ser transportada en una tradicional carreta de madera que será jalada por bueyes.
“El futuro palo ensebao es acogido con algarabía entre danzas hermosas y melodías musicales. Posteriormente es trasladado festivamente hasta instalaciones del Gran Cabildo Indigenal, para su posterior ceremonia de preparación y ornamentación. Todo ese cuidado ritual que recibe sitúa el juego en un plano que trasciende el momento puntual de entretenimiento y diversión”, cita otro párrafo del libro.
El palo ensebao será plantado y embadurnado con aceites y grasa natural antes del 31, fecha en la que se desarrollará hasta el 2 de agosto, el tradicional jocheo de toros en un lugar especial destinado a esta peculiar actividad (la plazuela Lorenza Congo).
El día del jocheo, varias personas asumirán el reto de subir por el palo ensebao en cuya parte superior se hallan varios premios como bicicletas, víveres, ropa, entre otros. Sin embargo, esto no será tarea fácil porque el palo está con grasa, lo que dificulta el proceso.
NOVENA
Nueve días antes de la fiesta, se realiza la novena de San Ignacio de Loyola. Se trata de una etapa de espera que es caracterizada por ritos litúrgicos desarrollados en el Templo Misional y que es acompañado por el pueblo que expresa su fe al patrono de San Ignacio de Moxos.
En cada una de las misas previas a la festividad, los distintos conjuntos o danzantes se encargan de participar de la eucaristía entregando el evangelio o el vino y el pan, símbolo de la comunión de Jesucristo con la humanidad.
PROCESIÓN
El 31 de julio se procede a la procesión de San Ignacio de Loyola que sale a las calles de San Ignacio de Moxos con la ayuda de sus fieles devotos que le hacen recorrer varias calles alrededor del pueblo. Sin duda, es otro acto significativo al interior de la Ichapekene Piesta porque se rinde el agradecimiento al santo protector de la población por la armonía de la naturaleza y las bendiciones.
RECONOCIMIENTO DE LA UNESCO
Este es el título que nos entregado la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), la convención de salvaguarda del título como tal. Fuimos inscritos el 5 de diciembre de 2012 a la lista representativa de la Unesco, entonces este es el título que ha ganado San Ignacio o la Ichapekene Piesta como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”, señala el director del Museo de Moxos mientras muestra una plaqueta en la que se halla inscrito el título.
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