El arte del bordado se clasifica en tres tipos: religioso litúrgico, ornamental cívico-militar y el festivo de danzas. De acuerdo a estas clases se puede determinar las técnicas, el uso de las herramientas, materiales, iconografías y la confección del traje mismo.
Soberbia
El bordado religioso
Esta labor responde a la liturgia ceremonial y está rodeada por un aire místico devocional ligado a los símbolos cristianos de sacralidad. Ligada a este ámbito se encuentra la producción de capas y vestimenta devocional para imágenes de Cristo, Santos y Vírgenes a partir de la fe en milagros que se atribuyen a las imágenes.
Esta tradición está relacionada a la presencia de los donantes, que eran personas que pagaban por la realización de las imágenes religiosas durante los siglos XVII, XVIII Y XIX y que frecuentemente eran retratados en los cuadros o referidos en cartelas y plaquetas incluidas en esculturas, retablos y capillas.
Por ejemplo, se debe ofrecer trajes ostentosos básicamente bordados con materiales luminosos, con joyas de oro y plata muy costosos, acorde al estatus de la imagen milagrera que para los “prestes” son “seres vivos” que requieren los mejores vestidos. En ésta idea de sacralidad están, el Tata del Gran Poder, La Mamita Virgen de la Candelaria, Virgen del Carmen, Virgen de Copacabana y Tata Santiago entre los que tienen los mejores trajes bordados que son invalorables. Incluso los gremios de artesanos como los bordadores tiene como patrono al Señor de la Santísima Trinidad o el Tata del Gran Poder.
Por eso, los bordadores fueron los primeros artífices en organizar dos fraternidades de danzantes, la Diablada Tradicional Unión de Bordadores, fundada en 1927 y la morenada Unión de Bordadores, fundado en 1964 que participan en la entrada del Señor del Gran Poder.
En el arte del bordado religioso o litúrgico existen especialistas que sólo se ocupan de estos trabajos.
Las técnicas y las iconografías están determinadas por manuales canónigos. Algunos bordadores son catalogados como “manos finas y puras”.
Antiguamente los trajes litúrgicos, ornamentales, paños, albas, casullas, mantos, capas pluviales y otros eran realizados en conventos de monjas, quienes incluso antes de bordar realizaban oraciones previas antes de empezar a confeccionar las vestimentas y los paños de la eucaristía. Por eso, estos bordados religiosos cobraban un estatus divino y eran sagrados ya que se usaban en el calendario litúrgico y en los tiempos de las principales festividades de Semana Santa y no eran realizados por cualquier artesano laico.
Actualmente los trajes litúrgicos para los santos y vírgenes son realizados por artesanos especialistas que tienen una técnica muy particular, desde el uso del paño, las piedras, los hilos, las lentejuelas, el tipo de técnica que usan los bordadores es el plumillado y el decorado u ornamentado con ramas de hojas dentadas (Loza, 2017: 44-45).
Los colores que se usan están de acuerdo al calendario litúrgico, y de los colores que hacen a la iconografía y los atributos de las diversas advocaciones de las vírgenes o de los santos de acuerdo al santoral. Aunque en ocasiones también se determina por el color que las fraternidades eligen para su identificación, aunque muchas veces estos colores varían a partir de la fraternidad y del preste.
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