El cronista de Carlomagno (c. 742-814), por ejemplo, relataba que este se presentaba en las grandes solemnidades con túnica bordada de oro, sandalias cubiertas de piedras preciosas, manto con broche de oro y diadema resplandeciente de oro y pedrería. [...] tanto él como los emperadores siguieron colmando a los templos de ricos presentes en tejidos y bordados» (Daniela Castillo Silva - Verónica Menares Veloso, 2017: p.4).
Este fenómeno del bordado que se dio en la edad media europea se trata de replicar en los trajes festivos de las danzas, donde los trajes bordados ostentosamente son dispositivos de prestigio social, ligados a la riqueza, poder y ascenso social de los grupos sociales de migrantes indígenas o de mestizos cholos. Podemos sostener con toda autoridad que los trajes o vestimentas festivas de los danzantes representan posiciones sociales, más en nuestra realidad poscolonial que se basa en parámetros raciales, donde la estructura social refleja la división y jerarquía
no solo de clase, sino étnicas.
Volviendo al estilo tradicional del arte del bordado festivo se puede indicar que históricamente comenzó con la danza del Misti Sikuri, y posteriormente siguieron la morenada, diablada, kullawada, inka y llamerada. Cronológicamente no se tiene certeza del año exacto en que se confeccionaron los primeros trajes festivos de la morenada.
Según los maestros bordadores puede ser a fines del siglo XIX para las fiestas del Carnaval de Oruro y el Gran Poder. A partir de esa primera época se puede determinar un desarrollo del bordado festivo considerando que, como todo producto cultural, está sujeto a transformaciones y cambios que dependen de la aparición de nuevos contextos sociales tanto internos como externos o la incorporación de tecnología industrial.
Entonces se puede determinar esa primera época por la aplicación de la técnica del bordado tradicional, que básicamente se refiere al uso de materiales nacionales como vidrios, espejos, lentejuelas de metal, hilo de metal encadenado, hilo de Milán, uso del cartón, piedras y otros materiales.
La técnica es básicamente manual, el bordado hecho en bastidor, etapa en la que el decorado y el bordado cubrían la superficie del traje en casi todas las partes, incluyendo la chaqueta y el pollerín. En esta misma época se puede hablar de la técnica del bordado plumillado o matizado con el uso del hilo Milán.
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