En medio de la pandemia de la Covid-19 y pese a las restricciones cientos de devotos acuden con ofrendas al templo San Ildefonso de Quillacollo para agradecer y pedir sus anhelos a la Virgen de Urkupiña.
La fe motivó a varios a crear nuevas formas de demostrar el amor y aprecio que sienten por Patrona de la Integración Nacional. Ese fue el caso de Cristian Ríos y 10 jóvenes del colectivo Ruay que decidieron pintar un mural para encomendar sus sueños y esperanzas a la “Mamita”.
Si bien la crisis sanitaria redujo la concurrencia de turistas a la fiesta varios visitantes llegan a Quillacollo para vender artesanías y alegrar con música las calles y plazas del centro histórico del municipio que lucen vacías en comparación con años anteriores.
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