El entredicho, según Mons. Pastor Taboada, duró cinco años. Se cuenta incluso que por ese tiempo alguno de los clérigos implicados en la contienda andaba por la calle siempre armado con su revólver oculto, por si acaso...
Los representantes actuales de la Junta de Vecinos, en su publicación de 1985 titulada Gran Poder, recuerdan aún
el conflicto en los siguientes términos:
“1942. El padre Otzen empecinado en su idea adquiere con fondos de la iglesia un terreno en la calle Max Paredes e inicia la construcción de un nuevo templo indicando la imposibilidad de ampliar y remodelar la capilla oratorio de la calle Gallardo. Una asamblea de vecinos se rebela contra esto e indica que no permitir el traslado de la imagen a otro lugar. Eligen una nueva junta vecinal encabezada por los señores Neptalí Encinas, José Ayoroa, Baldomero Casablanca, Félix Vera Cruz y otros, para defender los derechos de la zona.
1943. Monseñor Egidio Lari decide que la imagen se traslade al nuevo templo en construcción, pero la Junta junto a sus vecinos deciden tomar posesión judicial del inmueble para evitar el traslado. Inclusive ocultan la imagen varios vecinos indicando que darán su vida si es necesario. Por este motivo el Obispo Abel Antezana declara en entredicho a la capilla prohibiendo misas, bautizos, etc. Se organiza el Bloque Oeste de Juntas Vecinales constituidos por el Gran Poder, Nuevo Potosí, 14 de Septiembre, Belén, Alto San Pedro y Los Andes, en respaldo a la justa posición de los vecinos de nuestra zona quienes a su vez indican que harán ampliar la capilla con sus propios recursos”. (Chuly Junior, Gran Poder 1985, p. 4).
Mientras tanto la situación interna de los agustinos seguía confusa por la dificultad de comunicarse con sus superiores ordinarios en Holanda y también por las interferencias que en el caso tuvo la nunciatura, entonces en manos del no menos controversial Monseñor Egidio Lari.3 Hubo por ejemplo un momento en que un cable enviado por el superior de los agustinos desde Roma, en un nuevo intento de acabar el conflicto interno, fue interferido y ocultado por la nunciatura. Por fin en 1943 llegó un nuevo delegado con poderes desde Roma y este arregló el conflicto salomónicamente. Dio orden a los dos principales agustinos enfrentados a que ambos abandonaran el país. Uno de ellos obedeció inmediatamente, pero el otro no quiso; consiguió de su amigo el Nuncio un permiso de exclaustración y siguió ejerciendo como párroco de la nueva iglesia de abajo hasta fines de 1946; finalmente fue persuadido y se retiró a Holanda, su tierra, donde abandonó definitivamente la orden. El Nuncio regresó también a Roma, donde fue retirado de la carrera diplomática.
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