Se presume que después de 1904, el convento de las Concepcionistas fue cerrado por lo que las monjas Irene Carrión y María Concepción abandonaron el lugar. Luego de un tiempo de retiro ellas regresaron al convento a solicitar la imagen del lienzo de la Santísima Trinidad para llevárselo a otro lugar y seguir el culto. Sin embargo, la versión de Álvaro Pinaya y Juan José Vaca10, indica que en el convento hubo una rebelión de las monjas en defensa del lienzo. Un obispo recién llegado a La Paz ordenó que “cristianizaran” el lienzo, pues formaba parte de un “culto pagano”, y alejaran a las monjas del lugar. Este hecho provocó que las monjas salieran del convento para salvar la imagen de la sentencia del Obispo.
La tradicionalista Isabel Velasco señala que la rebelión de las monjas fue por salvar la imagen de la Trinidad y, a su vez, rechazar la orden del obispo. Este suceso ocurrió en abril de 1894, tal como informa el periódico el Comercio del 20 de abril de 1894, que refiere la “rebelión de las tocas, velos y la sublevación de las palomas”; el texto dice: Las subversivas fueron 18 monjas entre las que se encontraba Genoveva Carrión y sus empleadas que tenían el Señor de la Trinidad, todas fueron excomulgadas por el Delegado Apostólico, incluso el Señor (de la Trinidad) del Gran Poder ¡que era inocente! Algunas de las fugitivas, como Sor Leona Sainz, Balbina Pasaman, Placida Camacho y Carlota Rodas, regresaron al Convento, las novicias Daria Media y María Fernández se recogieron a casa de sus familias. Sor Fortunata
Baldivia perdió la razón, muchas de las otras fueron recibidas en el Monasterio de las Carmelitas, donde a plan de ayunos, penitencias y silicios lograron borrar de sus mentes cualquier pensamiento subversivo y revolucionario. El único fugitivo que jamás volvió al claustro fue el Señor del Gran Poder. Seguramente nunca olvidará su odisea junto a las monjas rebeldes. Después de su aventura se convirtió en un paseandero y fiestero empedernido que ambulaba de casa en casa…11
Parece que el lienzo de la Santísima Trinidad provocó mucha controversia en el Convento de las Concepcionistas, probablemente por el culto masivo que tenía. Según señala Ismael Sotomayor12, debido a las fiestas populares y con danzas que se organizaban en el interior del convento, como la Candelaria, Carnavales, la fiesta de la Concepción del 8 de diciembre, y mucho antes, la imagen fue declarada “contra-rito” en el Concilio de Trento (1563).
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