El notable patricio paceño Don Gastón Velasco (+) relató un testimonio muy interesante sobre la “militancia política de la imagen del Señor del Gran Poder en el MNR” durante la insurrección de 1946. Por supuesto, el folklore, como las imágenes religiosas, son mediaciones sociales utilizadas como capitales religiosos y de poder, por tanto, no están al margen de la política. El Señor Jesús del Gran Poder, según cuenta Velasco, fue “militante del MNR” e incluso contaba con carnet del partido. Su nombre fue utilizado por los revolucionarios emenerristas como santo y seña y ayudó al triunfo del Coronel Gualberto Villarroel en 1942. El hecho ocurrió de la siguiente manera:
“Entonces la revolución del 20 de diciembre de 1943 la hacen estados fuerzas, una militar y otra política. Resultado: Gualberto Villarroel erigido Presidente de la República con el apoyo político del Movimiento Nacionalista Revolucionario. Entonces ocurre esta cuestión: como siempre toda nuestra gente estaba en la zona de Chijini o del ‘Señor del Gran Poder’, y nuestra prédica había calado hondamente en toda esa región, en el vecindario, y teníamos la imagen del Señor de ‘El Gran Poder’, se nos ocurrió, diré, nombrarlo al Señor del Gran Poder, socio —no diremos adherente político— del Movimiento Nacionalista, y lo inscribimos en nuestras listas como participante ciudadano del MNR. El Señor de ‘El Gran Poder’ está inscrito en los libros del Movimiento Nacionalista Revolucionario. Tenía su carnet y todo.
…Nos tocaba ir a tomar el Calama, que era el regimiento de más resistencia y el sostén del gobierno. Entonces reunidos acá, ya mi madre conocía, se asustó como cualquier madre, pero tuvo el coraje de salir a la sala, y hacernos hincar de rodillas a todos los que estábamos comprometidos con el Movimiento Nacionalista Revolucionario. Y, nos hizo hincar de rodillas, a todos, y nos dio la bendición; nos hizo rezar un Padre Nuestro, elevar una prez29 a Dios ¿no? Y nos repartió estampitas y escapularios del Señor de ‘Gran Poder’, porque ya ella como yo, éramos ya pues adherentes al Señor de ‘El Gran Poder’. Entonces con este santo y seña, diremos, fuimos, tomamos el Calama sin bajas, porque habíamos sorprendido repentinamente, hasta a la guardia y cuanto hay: santo y seña y adentro el cuartel… y todos nos identificamos diciendo... El Gran Poder. Entonces le dije al Presidente de la República: -Presidente, es necesario ir a agradecer al Señor de ‘El Gran Poder’; el vecindario lo está esperando. –Mañana iremos. Contestó: muy bien Presidente. El vecindario se había preparado con sus flores, sus mixturas, sus cohetes, sus bandas para recibir al Presidente. El Gran Poder no tenía autoridad eclesiástica… (es decir, no tenía curas)… la gente feliz iba en sus automóviles de lujo desde los cuatro puntos cardinales a orar al Señor de El Gran Poder” (entrevista a Gastón Velasco por Hugo César Boero, 2011: 54-55).
Considerando que la imagen y el templo antiguo estaban en conflicto, y éste último declarado como lugar de “entredicho”, los vecinos decidieron excluir a los curas de su ejercicio y suspender la realización de los sacramentos y las misas, de tal forma que solo los vecinos se encargaron de la atención del templo. Por ejemplo, Gastón Velasco, vecino de Ch’ijini incluso daba sermones a los feligreses.
A pesar de la prohibición de ingresar al templo a los devotos y sacerdotes, los militares nos respetaron éste impedimento ingresaron al recinto junto al presidente de la República de Bolivia, Coronel Gualberto Villarroel, se hizo presente, así como Monseñor Abdón Soliz R. quien se atrevió a dar misa para el Señor Jesús del Gran Poder en el antiguo templo de la calle Gallardo. Desde luego, el cuerpo eclesiástico censuró al Monseñor por ello. En 1946 Villarroel fue ajusticiado espantosamente por la plebe que salió en apoyo de la rosca minero feudal y como consecuencia se reprimió a los militantes del MNR, quienes fueron arrestados y perseguidos. Estos hechos no afectaron el lienzo del Señor del Gran Poder porque fue escondido por los vecinos de Ch’ijini.
El que el Señor del Gran Poder haya sido inscrito como “militante del MNR, con carnet y todo”, demuestra una vez más su humanización, es decir, que la imagen no es percibida como un ente extraño o como algo que se encuentra en un cielo distante de los hombres, sino que es visto en un plano terrenal, es decir, como alguien que convive con la gente y tiene mucho poder, por eso, es temido y a la vez amado por sus devotos.
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