La investidura oficial de los pasantes y la primera reunión oficial de los miembros de la fraternidad usualmente
se lleva a cabo en enero con una misa en el Santuario del Gran Poder para bendecir la investidura. Esto coincide
con la primera aparición de las dos bandas y con la inauguración del ‘local’, el espacio que será la sede de las
recepciones de la fraternidad y de los ensayos hasta la entrada en junio.
La primera ceremonia de investidura a la que asistí fue la de la Poderosa Morenada Plana Mayor, también
llamada la fraternidad Plana Mayor. Me atrasé para la misa ya que esa mañana mi amigo Alfredo había venido
a arreglar un lavabo que había filtrado agua hasta la cocina de los vecinos de abajo. Corrí hacia el Santuario
seguro de haber perdido la primera parte de la misa. Cuando llegué encontré el Santuario prácticamente vacío.
Solamente algunas floristas decoraban la iglesia y el gigante estandarte de la fraternidad estaba desatendido al
pie del altar. Ni siquiera el sacerdote parecía muy preocupado por la tardanza. Los adornos florales parecían
excesivos sin embargo me provocaban una sensación de alegría. Se habían puesto plantas y flores a los lados
del altar y debajo la imagen del Señor del Gran Poder.
Bandas ondulantes de flores iban desde el altar hasta la puerta de entrada por las naves laterales y la puerta
de entrada misma estaba decorada con un emblema floral con el nombre y los colores de la fraternidad.
Las familias de los pasantes fueron las primeras en llegar al Santuario. Estaban vestidas impecablemente. Los
hombres vestían traje y corbata con pisacorbatas de oro y zapatos negros de cuero inmaculados.
Uno de ellos llevaba una cadena de oro con un crucifijo visiblemente expuesto por encima de la corbata. Las
mujeres vestían la tradicional pollera y manta de una tela claramente más fina y usaban adornos más elaborados
que en días normales. Incluso los sombreros que usaban eran de una costosa marca italiana que rara vez había
visto en el barrio. Una pieza grande de joyería fijaba el chal sobre el pecho y una pieza más pequeña lucía en el
sombrero. Noté cómo tanto el sombrero como lo zapatos eran desproporcionadamente pequeños produciendo
el efecto de maximizar el volumen de la cara y la carnosidad de las piernas y de los pies. La esposa del pasante
tenía cuatro dientes superiores decorados con oro en todo el borde, de acuerdo a una costumbre popular. El
toque final eran broches de plástico con el nombre y el rango en la fraternidad (i.e. pasante o tesorero etc.).
El Santuario se llenó rápidamente. Algunos de los miembros llevaban matracas y otras partes de su traje festivo
que habían traído al Santuario a ‘oír misa’. El sacerdote no mencionó a la fraternidad o la ocasión especial sino
hasta más adelante en la misa. Cuando esto pasó por primera vez, era para anunciar una procesión extraña que
se llevaría a cabo en el Santuario.
Uno por uno, algunos de los miembros de la fraternidad, recorrieron la nave central desde el portón hasta el
altar para entregar al sacerdote ofrendas para el Señor del Gran Poder. Las ofrendas consistían en abundantes
cantidades de comida, particularmente buenas marcas de arroz o fideo, dulces y fruta, todas para el Señor del
Gran Poder. Incluso cuando le pregunté a mi amigo Carlos si era una donación para la parroquia o un regalo
para el tata, él describió la Fiesta del Gran Poder como un consumo pródigo de productos y que el Señor estaba
sentado a la cabeza de la mesa de este festín.
Una vez terminada la procesión, el Padre Juan Pedro procedió a la investidura de los pasantes. Se puso en
frente al altar, llamó a los pasantes y a sus esposas y pronunció una declaración solemne. La declaración
era una bendición a los nuevos pasantes de la fraternidad y también una promesa para cumplir con sus
responsabilidades para con Dios, para con sus conciencias y para con el estatuto de la Asociación de Conjuntos
Folklóricos del Gran Poder. Se hizo jurar a los pasantes y el Padre Juan Pedro les colocó bandas de colores,
llamándolos por sus nombres en voz alta. Cuando empezó a bendecir a los presentes con agua bendita, otros
miembros de la fraternidad dejaron sus bancos para aproximarse al sacerdote evitando cuidadosamente de
pisar el sagrato. Trataron de alcanzar el agua bendita y muchos de ellos levantaron en alto las partes del traje
de moreno que habían traído consigo al Santuario.
Minutos después empezó la celebración fuera del Santuario. Mientras que la banda tocaba morenada, los
miembros de la fraternidad uno por uno obsequiaron a los pasantes con el saludo ceremonial andino. Cada
miembro de la fraternidad se puso en la fila, de izquierda a derecha para saludar a los pasantes con un gesto
que empezaba con un apretón de manos seguido de un abrazo consistente en suaves golpes en los hombros y
terminando con un segundo apretón de manos.
El obsequio era precedido por otro acto que expresaba el reconocimiento del poder con que se había investido
recientemente a los pasantes. Cada fraterno tenía una pequeña bolsa de plástico de la cual sacaba una mezcla
de confeti y pétalos (mistura) y la echaba en la cabeza de los pasantes. Yo había presenciado el uso ceremonial
de la mistura en algunas fiestas de santos patronos en la España contemporánea. Sin embargo, en España esto
se hace para bendecir al santo y se usa sobre la imagen del santo y no sobre los creyentes. Si por un lado este
homenaje a los pasantes parece ser un reconocimiento público a su estatus casi sagrado, por el otro es también
una forma de compartir el poder con el que han sido bendecidos, con el resto de la comunidad. Mientras más
dinero y más recursos ponen los pasantes a la organización de la fiesta, mayor es su reconocimiento social, el
aprecio y la reciprocidad del santo hacia ellos y hacia su fraternidad.
Mientras tanto, el Padre Juan Pedro, que se había quitado la sotana y estaba vestido de civil, había aparecido en
la puerta de la Iglesia y tenía en las manos un balde lleno de agua bendita. Empezó por bendecir los estandartes de la fraternidad y especialmente una pequeña réplica del Señor del Gran Poder perteneciente a la fraternidad.
La imagen había sido envuelta en tejidos andinos y estaba ahora asegurada al techo de un automóvil. Objetos
antiguos, especialmente platos en oro y plata, cucharas y cuchillos se habían cosido sobre los tejidos. Este
auto encabezaba la procesión de la fraternidad Plana Mayor desde el Santuario hasta el local, situado cerca a
la Garita de Lima, mostrando los ‘tesoros’ de la fraternidad y también resaltando la figura del tata Gran Poder
como líder de este performance.
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